lunes, 16 de julio de 2007

Una pequeña experiencia

Resulta que un buen día al joven Chucho se le ocurre ir a darse una vuelta a la sierra de Chihuahua nomás para tirar barra no? Ya en la comunidad en la que me había tocado tener mi experiencia, entre todo el visiteo llegamos a una casa de una viejita que estaba haciendo café y tenía puestos unos frijoles a calentar, y se disponía a moler maíz en el nixtamal para hacer un poco de masa y comer unas tortillas con frijoles (comida mas común entre los Tarahumaras, de hecho, la comida de los Tarahumaras). Un joven servicial, que se preocupa por los demás le dice a la señora de las cuatro décadas y unas cuantas mas (muchas mas, pero suena suave :P) "¿Le ayudo señora?" y ya pues la señora se hace a un lado y le deja el trabajo al joven.

Aquél joven nunca creyó que moler maíz requería de tanto esfuerzo, pero se la rifó, y al poco rato se cansó, así que le dio la oportunidad de moler maíz al pequeño Nashin, Diego y no recuerdo si a Chunuc también, pero todo el maíz que la señora tenía planeado moler fue molido por éstos jóvenes. La señora ya entrada en plática nos invita una tasita de café y aceptamos. La escena estaba como diría Carlitos "De Huevos". Estábamos en el campo, en una pequeña casita de una Raramuri, afuera la lluvia y nosotros con una buena conversación y una rica taza de café.

Para esto la señora ya había empezado a hacer tortillas en la pequeña cosa que no se como llamarle en la que le metes leña en un pequeño contenedor en la parte inferior de un tanque, y en la parte superior pones lo que vas a calentar, teniendo éste contenedor de leña ardiendo una salida de humo para que no permanezca en la casa. Nos invitó una tortilla, dos, tres, unos pocos frijoles y el maíz molido para sus tortillas se terminó, los frijoles de su comida también, pero nosotros con el temor de que se fuera a "sentir" consumimos lo que nos ofreció y así pasó de ella preparar sus alimentos, y ella misma consumirlo, terminaron en los estómagos de otras personas que ella no conocía y tal ves solamente los vería una vez. No le importó quedarse sin comida, no le importó quienes fueran, nos dio todo lo que tenía en ese momento para supongo yo agradarnos o no se cual razón, y enseñarnos un poco de como debe ser la vida.

Por eso yo les comparto un poco de lo que viví en la Tarahumara, y si les sirve y lo pueden aplicar a sus vidas me alegraría mucho, pues el objetivo de ésta publicación se ha cumplido.

1 comentario:

mario dijo...

pequeña pero profunda...son de esas que se quedan.. se guardan... y en vez de hecharse a perder como lo demas...enriquezen por dentro..